sábado, 19 de junio de 2010

Hermano Pablo Paul Finkenbinder, conocido como el Hermano Pablo







Paul Finkenbinder, conocido como el Hermano Pablo, nació en Puerto Rico en el año 1921 de padres misioneros.
Creció hablando español e inglés, y el fuerte ambiente misionero de sus primeros años formó el curso de su vida.
Ese trasfondo espiritual sirvió también de base para la formación de uno de los medios de difusión masiva cristiana más extenso en toda Latinoamérica.
Desde sus primeros viajes en bestia de carga a remotas aldeas en la República de El Salvador, hasta reuniones en las que ha predicado por toda la América Latina con miles de concurrentes en teatros y estadios, la pasión de presentar el evangelio de Cristo ha sido el sello distintivo del Hermano Pablo.
Dios ha abierto muchas puertas para evangelizar a nuestro pueblo, tales como la radio, la televisión, la prensa y las campañas evangelísticas para alcanzar a un continente en crisis. Diariamente el reto se multiplica con la alarmante influencia del terrorismo, el rápido crecimiento de la población, y un futuro muy inseguro.
La siembra
Dios llamó al Hermano Pablo al ministerio en 1938. Tenía apenas 17 años de edad. Al cumplir los 20, Dios le dio una esposa que ha sido su fiel compañera de trabajo toda su vida. Cuando ambos tenían 22 fueron a El Salvador, donde vivieron 21 años. Durante ese tiempo, en 1955, el Hermano Pablo comenzó a comunicar el evangelio por la radio, y en el transcurso de los años, por los medios de la televisión y la prensa.
Durante más de 65 años Dios ha dirigido los pasos del Hermano Pablo y su esposa, Linda. Su ministerio comenzó en 1942 en una pequeña misión hispana en Nuevo México, y en noviembre de 1943 el Hermano Pablo y Linda, con su hijo Paul Jr., se trasladaron a El Salvador.
Durante sus primeros trece años en El Salvador, el Hermano Pablo enseñó en Institutos Bíblicos, ministró en iglesias, fungió como líder nacional de jóvenes y se desempeñó en otras áreas de ministerio en El Salvador.
En 1955, Dios le dio al Hermano Pablo la visión para evangelizar a las masas por medio de la radio. Desde entonces él ha utilizado toda herramienta posible–la radio, la televisión, la prensa, campañas evangelísticas y eventos especiales–para presentar el evangelio en todos los confines del mundo hispano.
En 1960 el Hermano Pablo se valió del nuevo medio de la televisión para presentar en forma dramatizada parábolas e historias de la Biblia. La reacción fue tan asombrosa que lo llevó a producir seis películas bíblicas que, hasta el día de hoy, se proyectan en todas partes.
En 1964 el Hermano Pablo y su familia se trasladaron a Costa Mesa, California, donde establecieron la nueva sede de su ministerio. Después de cuatro años en un estudio de grabación provisional en el garaje de su casa, Dios proveyó un edificio para los estudios y las oficinas. Hoy se envían los programas de radio y televisión y las columnas impresas a más de 30 países del mundo.
El Hermano Pablo ha recibido varios reconocimientos. Entre ellos: un Certificado Honorífico de parte de la Asociación Nacional de Películas Cristianas por «La mejor película bíblica» (Elías y Baal). La Asociación Religiosa de Prensa le concedió el Premio Ángel por «La mejor radiodifusión cristiana en español». La Asociación Nacional de Radiodifusores Cristianos le presentó una placa como premio por el «Programa Hispano del Año», y la misma asociación lo condecoró por «Servicio distinguido a Latinoamérica». Su nombre aparece en la primera edición de «Quién es Quién en Religión» [Who's Who in Religion]. También ha recibido numerosos certificados y honores. En 1993 recibió el título de Doctor en Divinidad «Honoris Causa» otorgado por Vanguard University.
La cosecha
Estos son, sin lugar a dudas, días de una gran cosecha en América Latina. La necesidad de llegarles a las masas con el mensaje de Cristo es más apremiante hoy que lo que fue en 1942 cuando el Hermano Pablo primero escuchó el llamado de Dios. Ahora nos esperan oportunidades y retos que nadie hubiera creído posibles durante los días iniciales de la siembra.
En la última década del siglo 20 Dios levantó una organización cristiana en América Latina denominada Confederación Iberoamericana de Comunicadores y Medios Masivos Cristianos (COICOM). Desde su inicio, sus dirigentes hispanos reconocieron el valor que representa tener en su Junta de Referencia a un asesor de la talla del Hermano Pablo. Resulta que estos líderes de COICOM llevan toda una vida escuchando al Hermano Pablo en la radio, orgullosos de que él los ha estado representando con un marcado énfasis en la excelencia de la programación. A ellos les pareció evidente que el Hermano Pablo tiene mucha sabiduría y experiencia que aportar, las cuales pueden enriquecer la vida de líderes clave en los medios de difusión cristianos. Por eso en 1996 el Comité Ejecutivo de COICOM les comunicó al Hermano Pablo y a su esposa Linda que por decisión unánime los nombraban «Ministros Embajadores de COICOM para Iberoamérica, con el propósito de que ministren a los líderes del continente, y continúen siendo de inspiración y desafío para las nuevas generaciones».
Este apreciado nombramiento confirmó y renovó la visión del Hermano Pablo de soltarse de las ataduras de su horario restringido para poder viajar y ministrar en público con mayor libertad. Así que les recomendó a los miembros de su junta directiva que nombraran a Carlos Rey Stewart como Presidente de la Asociación, y éstos le pidieron al Hermano Pablo que continuara como Presidente de la Junta.
Hoy día el Hermano Pablo tiene la dicha de saber que su voz se sigue escuchando por radio y televisión en más de 20 mil transmisiones por semana (3800 veces al día) de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA.
Por su parte, Carlos Rey tiene a su cargo la responsabilidad de la administración cotidiana de la Asociación, y sigue grabando, como lo ha hecho desde 1995, mensajes que tienen un marcado énfasis cultural hispano. Durante los primeros años de estas ediciones especiales de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA en la serie «de nuestro puño y letra», el Hermano Pablo mismo presentó a Carlos Rey como un comentarista con un mensaje arraigado en nuestra herencia cultural iberoamericana. «Dios, en su bondad, nos envió a Carlos Rey con Linda, su esposa, para tomar nuestro lugar –comenta el Hermano Pablo–.
Ellos ahora encabezan el ministerio.»
El Hermano Pablo se ha propuesto seguir dictando conferencias y predicando en persona en todos los países de Latinoamérica mientras le sea posible. Con estas palabras reitera su resolución: «El ministro de Dios es ministro para toda la vida.»
La Asociación Hermano Pablo avanza con el apoyo de amigos y hermanos que la respaldan con sus oraciones y sus donativos mensuales, quienes así ayudan al Hermano Pablo a mantener los brazos en alto, y se unen a él en su visión. Con la ayuda de Dios y de estos fieles servidores, seguirá influyendo de modo positivo en la vida de miles de personas que disfrutan a diario de sus dinámicos MENSAJES A LA CONCIENCIA